EL CARLISMO QUE ME GUSTA

 «El carlismo no es un puro movimiento dinástico y regresivo, como se empeñan en decir y mantener los bien pagados historiadores liberales. Es un movimiento libre y popular en defensa de tradiciones mucho más liberales y regionalistas que el absorbente liberalismo oficial, pléyade de papanatas que copiaban la Revolución Francesa. Los carlistas defendían las mejores tradiciones jurídicas españolas, las de los fueros y las Cortes legítimas que pisotearon el absolutismo centralista y el absolutismo monárquico del Estado liberal. Representaban la patria grande como suma de las patrias locales, con sus peculiaridades y tradiciones perpetuas…».KARL MARX

El carlismo habría que estudiarlo dentro del “marco cultural de los pueblos singulares minorizados europeos, que, partiendo de viejas reivindicaciones legitimistas, hicieron de unas dinastías dotadas de sensibilidad regionalista un marco de reivindicación de espacios de libertad para una identidad autóctona” siendo interesante en esta línea ver las semejanzas que presenta “con otros movimientos autonomistas de raíz campesina y cultura céltica(…) los vendeanos, los chuanes bretones, los irlandeses o los jacobitas escoceses”.

Al carlismo histórico se le puede clasificar dentro de lo que Hobsbawm denominó rebeldes primitivos, formas arcaicas de agitación social que no se pueden incluir ni en las revueltas propias del Antiguo Régimen ni en los movimientos sociales modernos y que han sido subvaloradas por muchos historiadores que no han podido o no han querido estudiarlas seriamente porque eso les suponía romper con sus esquemas predeterminados. De hecho “la filiación y el carácter político de estos movimientos resulta no pocas veces impreciso, ambiguo” pues están formados por “gentes prepolíticas que todavía no han dado, o acaban de dar, con un lenguaje específico en el que expresar sus aspiraciones tocantes al mundo”. Los integrantes de estos movimientos no nacen dentro del mundo del capitalismo, sino que “llegan a él en su calidad de inmigrantes de primera generación, o lo que resulta todavía más catastrófico, les llega este mundo traído desde fuera, unas veces con insidia, por el operar de fuerzas económicas que no comprenden y sobre las que no tienen control alguno

El Partido Carlista inició en 1968 un profundo proceso de renovación ideológica que le llevó a declararse socialista y a defender muchas de las propuestas tradicionales de la izquierda. Se elaboró una línea ideológica que bebía de las fuentes del socialismo pero que era también original. Los jóvenes trabajadores carlistas, organizados en el Frente Obrero, estuvieron a la cabeza de esta renovación, como lo muestra este texto que, con el título de ¿Qué socialismo?, fue publicado dentro de los Cuadernos de Divulgación Popular que editó en los primeros meses de la Transición el Partít Carlí de Catalunya, entonces en la vanguardia del carlismo socialista.

http://laalcarriaobrera.blogspot.com/2010/10/que-socialismo.html

En los últimos años del Franquismo, el Carlismo acometió, empujado por las circunstancias pero consciente de la necesidad de un cambio, una profunda renovación de su ideología, de su organización interna y de sus alianzas externas. Pocas veces esa transformación se hizo tan evidente como en este documento, redactado en 1972 y aprobado y publicado en 1973, en el que el Carlismo repasaba su historia, reconocía sus errores y encaraba el futuro bajo las premisas de la libertad y la justicia, enunciadas con los términos expresos de socialismo y autogestión en el horizonte de una Revolución Social explícita.

http://laalcarriaobrera.blogspot.com/2010/05/el-partido-carlista-en-1973.html

LOS CRÍMENES DE MONTEJURRA 76

 Cada año, la concentración carlista de Montejurra fue adquiriendo un carácter más reivindicativo hasta llegar a convertirse en punto de encuentro de las fuerzas progresistas estatales.Posteriormente a la muerte de Franco, la presión de elementos ultraderechistas apoyados por medios como El Alcázar y dirigentes del Partido Carlista [FALSO] de la facción de don Sixto de Borbón [SIXTO NUNCA TUVO MÁS PARTIDARIOS QUE AQUELLOS POCOS FASCISTAS O JUANISTAS QUE QUISIERON SERVIRSE DE ÉL PARA ATACAR AL PARTIDO CARLISTA Y DESDE LUEGO NINGUNO MILITANTE Y MENOS DIRIGENTE DEL PARTIDO CARLISTA, SEGURAMENTE EL GRAL. SANTAMARÍA QUIERE REFERIRSE A LOS QUE SE HACIAN LLAMAR COMUNIÓN TRADICIONALISTA O FET Y DE LAS JONS], conocido por sus posiciones de carácter fascista y opuesto al pretendiente Carlos Hugo consiguieron la colaboración de servicios de la Seguridad del Estado. Entre los hombres clave de esa decisión estaban José Arturo Márquez de Prado, Antonio María de Oriol y Urquijo, a la sazón presidente del Consejo de Estado, y el general Campano, entonces director general de la Guardia Civil [NINGUNO DE ELLOS MILITANTE DEL PARTIDO CARLISTA]. Bajo la intención genérica de «reconquistar Montejurra» y arrebatarla a los que calificaban como rojos-marxistas, consiguieron que el Gobierno Arias-Fraga tomase en consideración la propuesta de organizar la operación tendente a dicha «reconquista». La operación recibió el nombre clave de «operación Reconquista». Para ello se establecieron contactos entre organismos como el SECED (Servicio Central de Documentación de la Presidencia del Gobierno y antecedente del actual CESID), la Guardia Civil y los dirigentes del Partido Carlista [falso] ya citados. El CESED, que fue fundado por Carrero Blanco, estaba dirigido en aquel momento por el general Juan Valverde. Las reuniones fueron coordinadas por el propio Ministerio de la Gobernación, cuyo titular era Manuel Fraga.

Durante la noche del 8 al 9 de mayo los elementos reclutados por la ultraderecha se desplazaron a la cima del monte, donde se apostaron, Cuando los carlistas partidarios de Carlos Hugo estaban ya en la mañana del día 9, a punto de alcanzar la cima, se encontraron con el grupo de ultraderechistas partidarios de Sixto, el hermano de Carlos Hugo. Estos componentes del bando de Sixto abrieron fuego sobre los que llegaban, produciéndose un tiroteo con armas cortas, pistolas. En el tiroteo resultaron dos muertos y varios heridos. Uno de los muertos fue Ricardo García Pellejero, que fue alcanzado por un disparo efectuado por el que fue llamado «el hombre de la gabardina», vestido con una larga gabardina, boina colorada y una pistola en la mano. Fue posteriormente identificado como Martín Garcia Verde,(Jose Luis Marin Garcia-Verde) comandante retirado del Ejército.

Hubo,además, en el tiroteo tres heridos graves y varios leves. Uno de los heridos graves, Adriano Giménez Santos(Aniano Gimenez Santos), falleció cuatro días después.

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